
Un estudio reciente revela que la instalación de parques solares en zonas áridas no solo genera energía limpia, sino que también produce efectos positivos en el microclima, el suelo y la vegetación.
Investigación y Metodología: Científicos de la Universidad Tecnológica de Xi'an analizaron el parque fotovoltaico de Qinghai Gonghe, en el desierto de Tarlatán, utilizando el modelo "Driving Pressure-State-Impact-Response" (DPSIR). Este modelo, recomendado por la Agencia Europea de Medio Ambiente, permitió medir los efectos ecológicos y ambientales de la instalación. Se evaluaron 57 indicadores, dando mayor importancia a aquellos con menor variabilidad.
Resultados Impactantes: El área dentro del parque solar obtuvo una puntuación de 0.439, catalogada como "general", mientras que las zonas de transición y exterior fueron calificadas como "pobres" con puntuaciones de 0.2858 y 0.2802, respectivamente. Esto indica una mejora significativa en las áreas directamente influenciadas por los paneles solares.
Beneficios Clave: La investigación encontró que la energía fotovoltaica mejora el microclima, las propiedades del suelo y la diversidad de plantas y microorganismos en las áreas sombreadas por los paneles solares. Se observó una reducción en la presión del aire y un aumento en la humedad, creando condiciones más favorables para el crecimiento de vegetación y vida microbiana.
Implicaciones a Largo Plazo: Los investigadores enfatizan la necesidad de un seguimiento a largo plazo para entender completamente el impacto de estas instalaciones y maximizar sus beneficios. A medida que aumenta la demanda de energía renovable, es crucial comprender cómo estas infraestructuras afectan los ecosistemas locales e identificar las mejores ubicaciones para su construcción.
En resumen, China ha demostrado que los desiertos no solo son espacios viables para la generación de energía solar a gran escala, sino que también pueden ser transformados en ecosistemas más saludables y sostenibles gracias a la instalación de paneles solares
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